Algunos escritores sobre la
crianza de gallos de pelea consideran que las características físicas que debe
poseer un gallo deben sobresalir sobre todas las cosas.
Mi opinión es diferente. Para mí la figura nunca podrá ser tan esencial y vital como la clase, el estilo, lo cortador, la velocidad, fortaleza y el espíritu que hay dentro del gallo.
La conformación sola nunca hará ganadores, pero sí debemos proporcionarle al gallo la materia que le ayude a un mejor desempeño, dándole un cuerpo bien proporcionado y balanceado. Su cuerpo es la máquina con la cual pelea y deberá ser tan potente y efectiva como sea posible. Recuerde que no criamos aves para concursos de belleza o exposiciones, los estamos criando para que ganen sus peleas.
Hay ciertas características físicas que permiten a un gallo actuar más fácil y efectivamente. El poseerlas no es garantía de que el gallo tendrá un desempeño grandioso, más bien se las estamos proporcionando para que no tenga ninguna desventaja física en su esfuerzo hacia el triunfo.
Los gallos que ganan y están constituidos pobremente tienen éxito a pesar de su mala constitución.
El gallo debe ser examinado concienzudo, detenida e inteligentemente en todas las partes de su cuerpo, ya que aun detalle que parecen insignificante pueden ser de consecuencias graves en los momentos críticos del combate. Observando sus movimientos en repetidas ocasiones podemos descubrir la existencia de algún defecto de conformación que no se manifieste a primera vista. Estos movimientos deberán ser seguros, armoniosos, elegantes, precisos y con soltura.
Si encontramos alguna deformidad, por mínima que sea, o que alguna parte de su cuerpo no tenga la forma o tamaño que debiera, debemos eliminarlo inmediatamente, pues de no hacerlo así nos sobraran ocasiones de arrepentirnos. Todas las grandes estirpes de gallos de pelea han sido constituidas en forma muy semejante y de acuerdo a un estándar reconocido. Los criadores más capacitados, cuidadosos y acertados, están de acuerdo en ciertas características de constitución establecidas que deben guiar al criador. Hablemos brevemente de estas características a fin de vigilar por ellas.
CABEZA: La cabeza indica, con buen grado de confianza, las condiciones de un gallo. Su cara debe ser roja, lo que indicará salud, ya que la afluencia sanguínea a este lugar muestra el estado general del organismo. Una cara pálida avisa desarreglos intestinales o leucosis, y una amoratada refleja problemas cardio-pulmonares. La excepción a esta regla es la estirpe llamada Blue Face, cuyos individuos muestran una cara pálida, siendo que están completamente sanos.
Antiguamente se enfatizaba que la cabeza fuera pequeña y fina, con piel suave y tersa como si fuera seda, y desde luego que los así conformados son más bonitos, pero en la actualidad estas características no es primordial. El uso creciente de la sangre oriental ha originado que las cabezas sean un poco más grandes y de piel algo arrugada. Con esto no quiero decir que los animales deban ser cabezones, pero si podemos sacrificar la estética en beneficios de la eficiencia, y cuando la sangre oriental es de calidad, su uso es muy recomendable. Lo que si debemos procurar es que esté reforzada en la base del cráneo y sea portada orgullosamente en todo lo alto.
PICO: Tiene que ser fuerte, curvo, de tamaño mediano y firmemente unido a la cabeza. Por él nos daremos una idea de la osamenta del ave, pues entre más largo sea el pico, más largos serán los huesos, lo cual tiene su importancia, como se verá posteriormente.
OJOS: Deberán ser grandes, que llenen completamente la cuenca y no se vea un espacio gris y húmedo en las comisuras; prominentes, que le permitan ver hacia atrás tan bien como hacia adelante (unos ojos pequeños y hundidos indican falta de vitalidad); brillantes, centellantes, rojos y de movimientos rápidos; la mirada deberá semejar a la de un gavilán, con el seno fruncido, que indiquen fiereza. No me gustan los gallos con mirada dulce y tierna y no sé si sea coincidencia, pero aquellos que han tenido esa expresión han resultado de escasa calidad.
Existen discusión sobre si el ojo claro es recomendable; algunos dicen que representa agudeza visual; otros, por el contrario, que tienen visión pobre y que no pueden ver con la luz eléctrica; otros más que indica una salud débil o leucosis o alguna otra enfermedad. Nada de lo anterior me consta que sea verdad. Lo que sí es cierto es que el ojo claro es una manifestación de sangre oriental. Yo prefiero el tono oscuro siempre y cuando, y en esto pongo especial cuidado, el iris sea rojo intenso, lo cual me indica buena visión, crianza sana, salud, fortaleza y en general un estado satisfactorio.
La vista en un gallo bankivoide es importantísima. Su agudeza visual es mucho mayor que la del hombre y depende casi totalmente de ella para su protección. En estado salvaje vuela hacia un árbol a la primera señal de alarma y desde ahí escudriña con su gran visión para descubrir el peligro. El sistema auditivo de estas aves está menos desarrollado, por lo que su utilidad no es tan sobresaliente, aunque también es importante.
El oriental por el contrario, tiene una vista pobre, pero sus órganos auditivos están desarrollados en extremo, dependiendo más de ellos que de la vista para juzgar el ambiente. Esto se puede observar durante la pelea; cuando esta ave queda ciega, sabe con exactitud la posición de su oponente al menor movimiento de éste, y lo busca sin errar. En su hábitat natural, cuando detecta anormal, se esconde en la maleza y permanece inmóvil para oír los sonidos que llegan desde distancias lejanas, que después de ser captados y analizados le sirve para conocer la naturaleza y localización exacta del elemento que lo produjo.
CUELLO: Este debe ser fuerte y poderoso, lo cual nos habla de un gran poder muscular; moderadamente largo pero sin llegar a largo. Un cuello demasiado largo es débil, se rompe fácilmente e implica falta de fuerza y poder. Los animales que los poseen suelen ser derrotados fácilmente. Algunos de mis gallos han presentado cuello graciosamente curvos, semejantes al de un cisne, que resultaron ser peleadores extraordinarios, aunque no por ello me atrevería a asegurar que los así configurados sean superiores, pues son pocos los casos que se me han presentado y pueden ser sólo coincidencias.
CUERPO: Un gallo en la mano debe dar la impresión de estar redondo y compacto, sin depresiones ni huesos salidos, semejando una pelota de fútbol americano que puede rodar fácilmente tanto como en un sentido como en otro. En la parte trasera debe ser estrecho y con un buen corte hacia la cola. La carne debe ser firme, que dé la sensación de compacta, pero sin llegar a la dureza.
La quilla graciosamente curva y llena de músculos en los lados, sin deformaciones, cortes ni hundimientos; relativamente corta del frente hacia atrás y sin protuberancias hacia fuera. Una quilla hundida o torcida es un gran defecto que se debe evitar, ya que hace perder el balance y corta el avance.
Los hombres deben ser anchos en los bankivas y estrechos en los orientales, lo cual es natural, pues son el punto de inserción de las alas al cuerpo y de acuerdo al uso de éstas será la fortaleza del lugar.
El lomo ancho, pero no excesivamente, reduciéndose hacia la cola; más bien largo que corto, pues los gallos de lomo corto pierden balance y libertad de movimiento.
El pecho ancho, pero no protuberante, procurando que refleje fortaleza, pero no pesadez, sin que dé la impresión de tener su peso concentrado al frente por el enorme y pesado que ahí tiene. Un gallo de pecho pesado tira golpes despatarrados sin poder alcanzar a su rival y representa un blanco fácil para un enemigo bien configurado con habilidad cortadora.
Las agujas deben estar juntas, casi pegándose la una con la otra. Esta es una opinión que oí desde mi infancia de los galleros veteranos y experimentados de la región donde crié, y por los resultados que he obtenido con los gallos así construidos, he de decir que comparto la opinión. Desconozco si tenga alguna explicación anatómica o funcional pero los resultados son buenos.
OSAMENTA: El esqueleto es el apoyo, es la armazón sobre la que se finca el organismo, por lo que deberá ser lo más fuerte posible. Un esqueleto delicado no puede ser soporte de un organismo fuerte. La naturaleza se ha encargado de establecer el sistema óseo adecuando para los dos tipos de ave de combate: mientras el oriental tiene un esqueleto pesado y extraordinariamente fuerte, adaptado para correr, el bankiva es dueño de uno ligero, propio de un ave voladora.
En el oriental, los huesos tubulares de piernas y alas están llenos de filamentos óseos, rodeados de médula espesa, mientras que los del bankiva solamente están llenos de filamentos; de ahí la diferencia entre la fortísima osamenta del oriental y frágil y ligera del bankiva.
Algo que se debe tomar en cuenta al seleccionar el semental es el plan de cría que se piense llevar, pues es sabido que la consanguinidad continua tiende a producir osamentas ligeras y hombros estrechos y, si este es el caso, es conveniente escoger individuos que sean superiores en estos aspectos.
ALAS: El gallo bankivoide, por su forma de pelear, necesita sobremanera de sus alas, diferencia del oriental que las utiliza menos. La inmensa mayoría de los gallos criadores y peleados en la República Mexicana son del primer tipo, y su eficiencia está respaldada por un magnifico aleteo, siéndoles indispensables unas alas anchas, poderosas y largas. Deben ser especialmente fuertes en la parte donde se unen al cuerpo y tan largas como sea posible, de preferencia que llegue hasta debajo de la cola. Un gallo con tales alas tienen gran ventaja en la pelea, ya que se ayuda de ellas para lograr un ataque continuo, ganándole el vuelo a su rival para pelear encima de él, mientras que si sus alas son cortas tienen que depender completamente de sus piernas, lo que le resta eficiencia. Un gallo de alas largas aprenderá a usarlas correctamente mientras se desarrolla, volará hasta las ramas de los árboles, a las perchas más altas y hará ejercicios que otros de alas cortas nunca intentaría. Estos gallos son capaces, parados y con el solo resorteo, de alcanzar alturas de dos o tres metros.
Hay que poner atención especial en que las alas no estén colocadas a la mitad de la espalda, como las de un ángel, ni tampoco caídas, como arrastrándolas, sino que deben ser llevadas a la altura de la parte baja de los muslos, lo cual indicará gran fortaleza en los músculos del lomo.
PIERNAS: Se puede considerar que la pierna está constituida por muslos, corva y zanca (caña).
El muslo es uno de los elementos más importantes en el gallo de pelea: es el órgano de locomoción en la máquina de pelear, de donde el gallo obtiene su potencia, propulsión, movimiento y apoyo. Los muslos deben estar colocados en la parte delantera del cuerpo que es donde está el peso mayor, en aquel lugar que sirve como punto de equilibrio corporal, lo que permite al gallo meter las patas por delante en forma armónica y continua, propiciando un ataque sin retroceso. Cuando los muslos están colocados atrás del punto de equilibrio, la tendencia del gallo es inclinarse hacia delante, perdiendo el equilibrio y la posibilidad de un ataque continuo.
La acción meter las patas por delante se aprecia fácilmente. Cuando el gallo está tirando, da la impresión de tener una posición vertical, con las piernas estiradas y el cuerpo atrás de ellas, el cuello estirado y la cabeza al frente como tratando de escudriñar y de ver dónde va a colocar su golpe.
Los muslos deben ser largos y fuertes. Un muslo corto generalmente es grueso y redondo, mientras que uno largo, en proporción, es bastante más plano y delgado, y la mayoría de los gallos cortadores tienen este segundo tipo.
Hay que tratar de darle al gallo el máximo alcance posible, pero sin llegar a la exageración, porque todas las cualidades llevadas al extremo se vuelven defectos. Este alcance se debe conseguir en el muslo y no en la zanca (caña), pues si bien es cierto que unas zancas dan alcance y altura (espiga), también lo es que pierden precisión y potencia.
Un gallo zancón raramente es un tirador preciso y, por lo tanto, es mal cortador. Usualmente le pega al contrincante con la parte de la zanca que está arriba del espolón y en algunas ocasiones con la corva.
Las zancas largas son más torpes y no pueden permanecer tan fuertes como las cortas. Las zancas deben ser cortas y tener escamas pequeñas, finas, cerradas y brillantes como si estuvieran enceradas; el espolón debe estar colocado en la parte baja de la zanca, lo más cerca posible de la pata, pues se han observado que los gallos así configurados son más cortadores que los demás.
Las corvas o codillos deben ser flexibles, permitiendo al gallo doblar fácil y pronunciadamente, lo que no solamente ayuda, sino que es indispensable para lograr habilidad cortadora. Nunca he visto un gallo cortador que no haya doblado perfectamente. Todo gallo que muestra mucha acción de codillo también tendrá golpe enérgico, seguridad en sus patas y será cortador.
ESPIGA: Todas las grandes estirpes han sido animales de tamaño mediano, con muslos largos y zancas cortas. A mí me gustan los gallos que en igualdad de peso, sobresalgan un poco entre los demás, pero sólo un poco. Esta diferencia de estatura o espiga debe lograrse en el muslo y no en la caña. Considero que el gallo discretamente espigado lleva una pequeña ventaja sobre los demás ya que tiene un mayor alcance al tirar sus golpes.
PATAS: Las patas deben ser esbeltas y flexibles, con dedos finos largos y bien formados que se adelgacen en su extremo. Un ave con articulaciones burdas tanto en las corvas como en los dedos, o con patas grandes, generalmente será torpe y lenta.
Cuando el gallo está parado debe apoyar su peso en la parte delantera de sus patas, de forma que sólo la punta del dedo trasero toque el piso. Si un gallo se para apoyándose completamente desde el talón hasta la punta de los dedos, será un signo seguro de que es de pie plano, al que solemos llamar patas de ganso o de pato. También lo será el que tenga su dedo trasero apuntando hacia delante, en la misma dirección de los otros dedos. Estos animales pierden ligereza, agilidad y equilibrio, y se caen fácilmente sobre su cola, por lo que prácticamente son inservibles. Además, por si fuera poco, cuando pelean con navaja suelen cortarse ellos mismos la otra pierna o pata. Ningún criador que se respete a sí mismo tendrá uno de estos especímenes en sus corrales de cría.
COLA: La cola del gallo es el timón que gobierna la dirección cuando está volando. Está constituida por tres clases de plumas: guías o banderas, rectrices o timonera y secundarias.
Las guías son dos y se encuentran en la parte superior central de la cola, sobresaliendo por su tamaño, que en ocasiones casi arrastran después de seguir una curva amplia sobre la cola.
Al conjunto de las rectrices se llama abanico y está construido por seis, siete, u ocho pares de plumas, siendo siete el número más común, pero si son ocho, mejor. Estas rectrices deben ser anchas, largas y fuertes, de forma que aun perdiendo algunas le sobren la suficiente para controlar perfectamente sus movimientos.
Las plumas secundarias están graciosamente curvas, distribuyéndose armónicamente a lo largo y ancho de casi todo el abanico, como tratando de cubrir todas aquellas rendijas que pudieran haber quedando, logrando con ello un abanico sin fugas, y por lo tanto un timón eficiente.
PLUMAS: Las plumas son el vestido del gallo, las que con la gran gama de colores y tonalidades que poseen, le proporcionan la belleza que le caracteriza. Sin embargo, su objetivo principal no es engalanar al gallo, sino actuar como elemento protector de las inclemencias naturales como el frío, lluvia, sol, etc. Y de todos aquellos objetos que puedan dañar su piel.
Las plumas deben ser fuertes, resistentes, flexibles, correosas, difíciles de romperse, tener al tacto una sensación aceitosa, anchas y moderadamente largas, sin que llegue a ondearse fácilmente con el aire como serpentina. Las plumas así constituidas dan un indicio de salud y constitución fuerte, mientras que las felpudad, blancas y quebradizas son un síntoma de constitución deficiente.
Aunque este es un aspecto muy discutido en el que no se han podido unificar los criterios, la realidad es que el peso no es un factor de primer orden. Algunos tienen marcada preferencia por el gallo pesado, capote, aduciendo que sus hijos también serán pesados (no se confunda con la espiga, que es otro aspecto) y se sienten felices de criar con una ave descomunal, mientras que otros tachan a esos mismos animales, en el mejor de los casos, de mastodontes inútiles.
Mi preferencia es el término medio, aquellos que de adultos posen unos 2,400 kilogramos en condiciones de combate o unos 2,200 kilogramos en las mismas condiciones si son pollos que han cambiado de pluma (estoy hablando de gallos navajeros). En el gallo de pico cambia la situación y considero que 1.600 kilogramos es un peso adecuado. He observado que los productores de estos pesos, en general procrean hijos tan o más veloces que ellos, y tienen la capacidad de dar hijos con una amplia gama de pesos, dependiendo del tamaño de la hembra con que se apareen.
CAMINAR: Cuando el gallo camina debe pasear alto, chasqueando sus dedos en cada paso y poniendo un pie exactamente frente al otro, de modo que sus huellas formen una línea recta, como el estilo de caminar indio.
No me gustan aquellos gallos que caminan con las patas separadas, semejando un bulldog, o que se balancean como péndulos. Estos animales, al caminar, efectúan el movimiento desde la parte superior del muslo con todo y cuerpo, como si fuera gansos y no desde su codillo, cual debe ser. Un gallo que se mece no tiene equilibrio, tirará golpes largos, columpiados y torpes. Elimínelos.
SALUD: Un buen semental deberá estar rebosante de salud, mostrarse robusto, vigoroso, bullicioso, con gran apetito, siempre agresivo, de fácil muda, orgulloso y arrogante, con el pecho sólido. Deberá tener su cabeza y ojos de un color rojo subido y pluma sedosa, tupida y fuerte. No cometa el error de criar con animales flacos, débiles, huesudos o pluma rala y débil.
Algunos de los criadores estadounidenses más destacados, al seleccionar sus reproductores, ponen más atención a la salud de las aves, a la de sus ancestros y a las condiciones bajo las cuales se han criado, que a cualquier otro aspecto. Así que dé le la importancia requerida a esta característica, pues si esos criadores han destacado bajo este sistema, por algo será.
MASCULINIDAD: Existen algunos elementos que no ayudan a decidir en forma precisa sobre la masculinidad de un gallo. Algunos son más notorios que otros, pero con un poco de observación rápida no damos cuenta de su presencia o ausencia. Desde luego que los aquí mencionados no son los únicos, pero creo que si son lo más importantes.
Hay aves a las que con una simple mirada se les puede conocer su sexo con absoluta seguridad.
Generalmente las plumas del macho están coloreadas gloriosamente con una gama de tonalidades muy placentera a la vista, siendo las más bellas las del cuello, lomo, alas y cola. Como un atributo exclusivo del macho, es lógico que se liguen al sexo. De ahí que se les denominen plumas sexuales. Sin embargo, esto no siempre se cumple. Hay ocasiones en que un gallo carece de estas plumas sexuales, en cuyo caso se le llama gallo-gallina, gallino o agallinado.
Un buen semental deberá ser cortés y galante con las hembras. Todo ser masculino debe tener una cualidad inherente de cortesía hacia las hembras y aquellos que no la tienen generalmente muestran poco interés sexual y resultan ser unos cobardes; jamás deberá golpear a las gallinas; deberá ser atractivo a las gallinas e irradiar vigor en todo momento, provocando que éstas siempre lo sigan y estén juntos a él.
Cuando detecte algún peligro, o ante la presencia de extraños, o cuando alguien entre a su gallinero, debe salir al frente, colocando las hembras detrás de él. Tiene que dar preferencia a sus compañeras para que coman primero y las llamará constantemente indicándoles el alimento con un picoteo y rascar continuo. Un gallo que se abalance para comer antes que las gallinas no tiene las cualidades masculinas corporales y mentales requeridas por un buen semental.
Su parado debe ser arrogante y orgulloso, apoyándose en la parte delantera de sus dedos, con el pecho salido y la cabeza levantada, logrando con ello que esta última quede en línea vertical arriba de sus patas.
En la mano deberá estar con el puño cerrado, manteniendo sus pies juntos a su cuerpo: muy platicador y sentirse un armonioso balance entre fortaleza y vitalidad.
Fuente: Su Majestad el Gallo de Pelea
Mi opinión es diferente. Para mí la figura nunca podrá ser tan esencial y vital como la clase, el estilo, lo cortador, la velocidad, fortaleza y el espíritu que hay dentro del gallo.
La conformación sola nunca hará ganadores, pero sí debemos proporcionarle al gallo la materia que le ayude a un mejor desempeño, dándole un cuerpo bien proporcionado y balanceado. Su cuerpo es la máquina con la cual pelea y deberá ser tan potente y efectiva como sea posible. Recuerde que no criamos aves para concursos de belleza o exposiciones, los estamos criando para que ganen sus peleas.
Hay ciertas características físicas que permiten a un gallo actuar más fácil y efectivamente. El poseerlas no es garantía de que el gallo tendrá un desempeño grandioso, más bien se las estamos proporcionando para que no tenga ninguna desventaja física en su esfuerzo hacia el triunfo.
Los gallos que ganan y están constituidos pobremente tienen éxito a pesar de su mala constitución.
El gallo debe ser examinado concienzudo, detenida e inteligentemente en todas las partes de su cuerpo, ya que aun detalle que parecen insignificante pueden ser de consecuencias graves en los momentos críticos del combate. Observando sus movimientos en repetidas ocasiones podemos descubrir la existencia de algún defecto de conformación que no se manifieste a primera vista. Estos movimientos deberán ser seguros, armoniosos, elegantes, precisos y con soltura.
Si encontramos alguna deformidad, por mínima que sea, o que alguna parte de su cuerpo no tenga la forma o tamaño que debiera, debemos eliminarlo inmediatamente, pues de no hacerlo así nos sobraran ocasiones de arrepentirnos. Todas las grandes estirpes de gallos de pelea han sido constituidas en forma muy semejante y de acuerdo a un estándar reconocido. Los criadores más capacitados, cuidadosos y acertados, están de acuerdo en ciertas características de constitución establecidas que deben guiar al criador. Hablemos brevemente de estas características a fin de vigilar por ellas.
CABEZA: La cabeza indica, con buen grado de confianza, las condiciones de un gallo. Su cara debe ser roja, lo que indicará salud, ya que la afluencia sanguínea a este lugar muestra el estado general del organismo. Una cara pálida avisa desarreglos intestinales o leucosis, y una amoratada refleja problemas cardio-pulmonares. La excepción a esta regla es la estirpe llamada Blue Face, cuyos individuos muestran una cara pálida, siendo que están completamente sanos.
Antiguamente se enfatizaba que la cabeza fuera pequeña y fina, con piel suave y tersa como si fuera seda, y desde luego que los así conformados son más bonitos, pero en la actualidad estas características no es primordial. El uso creciente de la sangre oriental ha originado que las cabezas sean un poco más grandes y de piel algo arrugada. Con esto no quiero decir que los animales deban ser cabezones, pero si podemos sacrificar la estética en beneficios de la eficiencia, y cuando la sangre oriental es de calidad, su uso es muy recomendable. Lo que si debemos procurar es que esté reforzada en la base del cráneo y sea portada orgullosamente en todo lo alto.
PICO: Tiene que ser fuerte, curvo, de tamaño mediano y firmemente unido a la cabeza. Por él nos daremos una idea de la osamenta del ave, pues entre más largo sea el pico, más largos serán los huesos, lo cual tiene su importancia, como se verá posteriormente.
OJOS: Deberán ser grandes, que llenen completamente la cuenca y no se vea un espacio gris y húmedo en las comisuras; prominentes, que le permitan ver hacia atrás tan bien como hacia adelante (unos ojos pequeños y hundidos indican falta de vitalidad); brillantes, centellantes, rojos y de movimientos rápidos; la mirada deberá semejar a la de un gavilán, con el seno fruncido, que indiquen fiereza. No me gustan los gallos con mirada dulce y tierna y no sé si sea coincidencia, pero aquellos que han tenido esa expresión han resultado de escasa calidad.
Existen discusión sobre si el ojo claro es recomendable; algunos dicen que representa agudeza visual; otros, por el contrario, que tienen visión pobre y que no pueden ver con la luz eléctrica; otros más que indica una salud débil o leucosis o alguna otra enfermedad. Nada de lo anterior me consta que sea verdad. Lo que sí es cierto es que el ojo claro es una manifestación de sangre oriental. Yo prefiero el tono oscuro siempre y cuando, y en esto pongo especial cuidado, el iris sea rojo intenso, lo cual me indica buena visión, crianza sana, salud, fortaleza y en general un estado satisfactorio.
La vista en un gallo bankivoide es importantísima. Su agudeza visual es mucho mayor que la del hombre y depende casi totalmente de ella para su protección. En estado salvaje vuela hacia un árbol a la primera señal de alarma y desde ahí escudriña con su gran visión para descubrir el peligro. El sistema auditivo de estas aves está menos desarrollado, por lo que su utilidad no es tan sobresaliente, aunque también es importante.
El oriental por el contrario, tiene una vista pobre, pero sus órganos auditivos están desarrollados en extremo, dependiendo más de ellos que de la vista para juzgar el ambiente. Esto se puede observar durante la pelea; cuando esta ave queda ciega, sabe con exactitud la posición de su oponente al menor movimiento de éste, y lo busca sin errar. En su hábitat natural, cuando detecta anormal, se esconde en la maleza y permanece inmóvil para oír los sonidos que llegan desde distancias lejanas, que después de ser captados y analizados le sirve para conocer la naturaleza y localización exacta del elemento que lo produjo.
CUELLO: Este debe ser fuerte y poderoso, lo cual nos habla de un gran poder muscular; moderadamente largo pero sin llegar a largo. Un cuello demasiado largo es débil, se rompe fácilmente e implica falta de fuerza y poder. Los animales que los poseen suelen ser derrotados fácilmente. Algunos de mis gallos han presentado cuello graciosamente curvos, semejantes al de un cisne, que resultaron ser peleadores extraordinarios, aunque no por ello me atrevería a asegurar que los así configurados sean superiores, pues son pocos los casos que se me han presentado y pueden ser sólo coincidencias.
CUERPO: Un gallo en la mano debe dar la impresión de estar redondo y compacto, sin depresiones ni huesos salidos, semejando una pelota de fútbol americano que puede rodar fácilmente tanto como en un sentido como en otro. En la parte trasera debe ser estrecho y con un buen corte hacia la cola. La carne debe ser firme, que dé la sensación de compacta, pero sin llegar a la dureza.
La quilla graciosamente curva y llena de músculos en los lados, sin deformaciones, cortes ni hundimientos; relativamente corta del frente hacia atrás y sin protuberancias hacia fuera. Una quilla hundida o torcida es un gran defecto que se debe evitar, ya que hace perder el balance y corta el avance.
Los hombres deben ser anchos en los bankivas y estrechos en los orientales, lo cual es natural, pues son el punto de inserción de las alas al cuerpo y de acuerdo al uso de éstas será la fortaleza del lugar.
El lomo ancho, pero no excesivamente, reduciéndose hacia la cola; más bien largo que corto, pues los gallos de lomo corto pierden balance y libertad de movimiento.
El pecho ancho, pero no protuberante, procurando que refleje fortaleza, pero no pesadez, sin que dé la impresión de tener su peso concentrado al frente por el enorme y pesado que ahí tiene. Un gallo de pecho pesado tira golpes despatarrados sin poder alcanzar a su rival y representa un blanco fácil para un enemigo bien configurado con habilidad cortadora.
Las agujas deben estar juntas, casi pegándose la una con la otra. Esta es una opinión que oí desde mi infancia de los galleros veteranos y experimentados de la región donde crié, y por los resultados que he obtenido con los gallos así construidos, he de decir que comparto la opinión. Desconozco si tenga alguna explicación anatómica o funcional pero los resultados son buenos.
OSAMENTA: El esqueleto es el apoyo, es la armazón sobre la que se finca el organismo, por lo que deberá ser lo más fuerte posible. Un esqueleto delicado no puede ser soporte de un organismo fuerte. La naturaleza se ha encargado de establecer el sistema óseo adecuando para los dos tipos de ave de combate: mientras el oriental tiene un esqueleto pesado y extraordinariamente fuerte, adaptado para correr, el bankiva es dueño de uno ligero, propio de un ave voladora.
En el oriental, los huesos tubulares de piernas y alas están llenos de filamentos óseos, rodeados de médula espesa, mientras que los del bankiva solamente están llenos de filamentos; de ahí la diferencia entre la fortísima osamenta del oriental y frágil y ligera del bankiva.
Algo que se debe tomar en cuenta al seleccionar el semental es el plan de cría que se piense llevar, pues es sabido que la consanguinidad continua tiende a producir osamentas ligeras y hombros estrechos y, si este es el caso, es conveniente escoger individuos que sean superiores en estos aspectos.
ALAS: El gallo bankivoide, por su forma de pelear, necesita sobremanera de sus alas, diferencia del oriental que las utiliza menos. La inmensa mayoría de los gallos criadores y peleados en la República Mexicana son del primer tipo, y su eficiencia está respaldada por un magnifico aleteo, siéndoles indispensables unas alas anchas, poderosas y largas. Deben ser especialmente fuertes en la parte donde se unen al cuerpo y tan largas como sea posible, de preferencia que llegue hasta debajo de la cola. Un gallo con tales alas tienen gran ventaja en la pelea, ya que se ayuda de ellas para lograr un ataque continuo, ganándole el vuelo a su rival para pelear encima de él, mientras que si sus alas son cortas tienen que depender completamente de sus piernas, lo que le resta eficiencia. Un gallo de alas largas aprenderá a usarlas correctamente mientras se desarrolla, volará hasta las ramas de los árboles, a las perchas más altas y hará ejercicios que otros de alas cortas nunca intentaría. Estos gallos son capaces, parados y con el solo resorteo, de alcanzar alturas de dos o tres metros.
Hay que poner atención especial en que las alas no estén colocadas a la mitad de la espalda, como las de un ángel, ni tampoco caídas, como arrastrándolas, sino que deben ser llevadas a la altura de la parte baja de los muslos, lo cual indicará gran fortaleza en los músculos del lomo.
PIERNAS: Se puede considerar que la pierna está constituida por muslos, corva y zanca (caña).
El muslo es uno de los elementos más importantes en el gallo de pelea: es el órgano de locomoción en la máquina de pelear, de donde el gallo obtiene su potencia, propulsión, movimiento y apoyo. Los muslos deben estar colocados en la parte delantera del cuerpo que es donde está el peso mayor, en aquel lugar que sirve como punto de equilibrio corporal, lo que permite al gallo meter las patas por delante en forma armónica y continua, propiciando un ataque sin retroceso. Cuando los muslos están colocados atrás del punto de equilibrio, la tendencia del gallo es inclinarse hacia delante, perdiendo el equilibrio y la posibilidad de un ataque continuo.
La acción meter las patas por delante se aprecia fácilmente. Cuando el gallo está tirando, da la impresión de tener una posición vertical, con las piernas estiradas y el cuerpo atrás de ellas, el cuello estirado y la cabeza al frente como tratando de escudriñar y de ver dónde va a colocar su golpe.
Los muslos deben ser largos y fuertes. Un muslo corto generalmente es grueso y redondo, mientras que uno largo, en proporción, es bastante más plano y delgado, y la mayoría de los gallos cortadores tienen este segundo tipo.
Hay que tratar de darle al gallo el máximo alcance posible, pero sin llegar a la exageración, porque todas las cualidades llevadas al extremo se vuelven defectos. Este alcance se debe conseguir en el muslo y no en la zanca (caña), pues si bien es cierto que unas zancas dan alcance y altura (espiga), también lo es que pierden precisión y potencia.
Un gallo zancón raramente es un tirador preciso y, por lo tanto, es mal cortador. Usualmente le pega al contrincante con la parte de la zanca que está arriba del espolón y en algunas ocasiones con la corva.
Las zancas largas son más torpes y no pueden permanecer tan fuertes como las cortas. Las zancas deben ser cortas y tener escamas pequeñas, finas, cerradas y brillantes como si estuvieran enceradas; el espolón debe estar colocado en la parte baja de la zanca, lo más cerca posible de la pata, pues se han observado que los gallos así configurados son más cortadores que los demás.
Las corvas o codillos deben ser flexibles, permitiendo al gallo doblar fácil y pronunciadamente, lo que no solamente ayuda, sino que es indispensable para lograr habilidad cortadora. Nunca he visto un gallo cortador que no haya doblado perfectamente. Todo gallo que muestra mucha acción de codillo también tendrá golpe enérgico, seguridad en sus patas y será cortador.
ESPIGA: Todas las grandes estirpes han sido animales de tamaño mediano, con muslos largos y zancas cortas. A mí me gustan los gallos que en igualdad de peso, sobresalgan un poco entre los demás, pero sólo un poco. Esta diferencia de estatura o espiga debe lograrse en el muslo y no en la caña. Considero que el gallo discretamente espigado lleva una pequeña ventaja sobre los demás ya que tiene un mayor alcance al tirar sus golpes.
PATAS: Las patas deben ser esbeltas y flexibles, con dedos finos largos y bien formados que se adelgacen en su extremo. Un ave con articulaciones burdas tanto en las corvas como en los dedos, o con patas grandes, generalmente será torpe y lenta.
Cuando el gallo está parado debe apoyar su peso en la parte delantera de sus patas, de forma que sólo la punta del dedo trasero toque el piso. Si un gallo se para apoyándose completamente desde el talón hasta la punta de los dedos, será un signo seguro de que es de pie plano, al que solemos llamar patas de ganso o de pato. También lo será el que tenga su dedo trasero apuntando hacia delante, en la misma dirección de los otros dedos. Estos animales pierden ligereza, agilidad y equilibrio, y se caen fácilmente sobre su cola, por lo que prácticamente son inservibles. Además, por si fuera poco, cuando pelean con navaja suelen cortarse ellos mismos la otra pierna o pata. Ningún criador que se respete a sí mismo tendrá uno de estos especímenes en sus corrales de cría.
COLA: La cola del gallo es el timón que gobierna la dirección cuando está volando. Está constituida por tres clases de plumas: guías o banderas, rectrices o timonera y secundarias.
Las guías son dos y se encuentran en la parte superior central de la cola, sobresaliendo por su tamaño, que en ocasiones casi arrastran después de seguir una curva amplia sobre la cola.
Al conjunto de las rectrices se llama abanico y está construido por seis, siete, u ocho pares de plumas, siendo siete el número más común, pero si son ocho, mejor. Estas rectrices deben ser anchas, largas y fuertes, de forma que aun perdiendo algunas le sobren la suficiente para controlar perfectamente sus movimientos.
Las plumas secundarias están graciosamente curvas, distribuyéndose armónicamente a lo largo y ancho de casi todo el abanico, como tratando de cubrir todas aquellas rendijas que pudieran haber quedando, logrando con ello un abanico sin fugas, y por lo tanto un timón eficiente.
PLUMAS: Las plumas son el vestido del gallo, las que con la gran gama de colores y tonalidades que poseen, le proporcionan la belleza que le caracteriza. Sin embargo, su objetivo principal no es engalanar al gallo, sino actuar como elemento protector de las inclemencias naturales como el frío, lluvia, sol, etc. Y de todos aquellos objetos que puedan dañar su piel.
Las plumas deben ser fuertes, resistentes, flexibles, correosas, difíciles de romperse, tener al tacto una sensación aceitosa, anchas y moderadamente largas, sin que llegue a ondearse fácilmente con el aire como serpentina. Las plumas así constituidas dan un indicio de salud y constitución fuerte, mientras que las felpudad, blancas y quebradizas son un síntoma de constitución deficiente.
Aunque este es un aspecto muy discutido en el que no se han podido unificar los criterios, la realidad es que el peso no es un factor de primer orden. Algunos tienen marcada preferencia por el gallo pesado, capote, aduciendo que sus hijos también serán pesados (no se confunda con la espiga, que es otro aspecto) y se sienten felices de criar con una ave descomunal, mientras que otros tachan a esos mismos animales, en el mejor de los casos, de mastodontes inútiles.
Mi preferencia es el término medio, aquellos que de adultos posen unos 2,400 kilogramos en condiciones de combate o unos 2,200 kilogramos en las mismas condiciones si son pollos que han cambiado de pluma (estoy hablando de gallos navajeros). En el gallo de pico cambia la situación y considero que 1.600 kilogramos es un peso adecuado. He observado que los productores de estos pesos, en general procrean hijos tan o más veloces que ellos, y tienen la capacidad de dar hijos con una amplia gama de pesos, dependiendo del tamaño de la hembra con que se apareen.
CAMINAR: Cuando el gallo camina debe pasear alto, chasqueando sus dedos en cada paso y poniendo un pie exactamente frente al otro, de modo que sus huellas formen una línea recta, como el estilo de caminar indio.
No me gustan aquellos gallos que caminan con las patas separadas, semejando un bulldog, o que se balancean como péndulos. Estos animales, al caminar, efectúan el movimiento desde la parte superior del muslo con todo y cuerpo, como si fuera gansos y no desde su codillo, cual debe ser. Un gallo que se mece no tiene equilibrio, tirará golpes largos, columpiados y torpes. Elimínelos.
SALUD: Un buen semental deberá estar rebosante de salud, mostrarse robusto, vigoroso, bullicioso, con gran apetito, siempre agresivo, de fácil muda, orgulloso y arrogante, con el pecho sólido. Deberá tener su cabeza y ojos de un color rojo subido y pluma sedosa, tupida y fuerte. No cometa el error de criar con animales flacos, débiles, huesudos o pluma rala y débil.
Algunos de los criadores estadounidenses más destacados, al seleccionar sus reproductores, ponen más atención a la salud de las aves, a la de sus ancestros y a las condiciones bajo las cuales se han criado, que a cualquier otro aspecto. Así que dé le la importancia requerida a esta característica, pues si esos criadores han destacado bajo este sistema, por algo será.
MASCULINIDAD: Existen algunos elementos que no ayudan a decidir en forma precisa sobre la masculinidad de un gallo. Algunos son más notorios que otros, pero con un poco de observación rápida no damos cuenta de su presencia o ausencia. Desde luego que los aquí mencionados no son los únicos, pero creo que si son lo más importantes.
Hay aves a las que con una simple mirada se les puede conocer su sexo con absoluta seguridad.
Generalmente las plumas del macho están coloreadas gloriosamente con una gama de tonalidades muy placentera a la vista, siendo las más bellas las del cuello, lomo, alas y cola. Como un atributo exclusivo del macho, es lógico que se liguen al sexo. De ahí que se les denominen plumas sexuales. Sin embargo, esto no siempre se cumple. Hay ocasiones en que un gallo carece de estas plumas sexuales, en cuyo caso se le llama gallo-gallina, gallino o agallinado.
Un buen semental deberá ser cortés y galante con las hembras. Todo ser masculino debe tener una cualidad inherente de cortesía hacia las hembras y aquellos que no la tienen generalmente muestran poco interés sexual y resultan ser unos cobardes; jamás deberá golpear a las gallinas; deberá ser atractivo a las gallinas e irradiar vigor en todo momento, provocando que éstas siempre lo sigan y estén juntos a él.
Cuando detecte algún peligro, o ante la presencia de extraños, o cuando alguien entre a su gallinero, debe salir al frente, colocando las hembras detrás de él. Tiene que dar preferencia a sus compañeras para que coman primero y las llamará constantemente indicándoles el alimento con un picoteo y rascar continuo. Un gallo que se abalance para comer antes que las gallinas no tiene las cualidades masculinas corporales y mentales requeridas por un buen semental.
Su parado debe ser arrogante y orgulloso, apoyándose en la parte delantera de sus dedos, con el pecho salido y la cabeza levantada, logrando con ello que esta última quede en línea vertical arriba de sus patas.
En la mano deberá estar con el puño cerrado, manteniendo sus pies juntos a su cuerpo: muy platicador y sentirse un armonioso balance entre fortaleza y vitalidad.
Fuente: Su Majestad el Gallo de Pelea
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